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sábado, 22 de marzo de 2014

Que ver (y degustar) en la Duodécima Etapa (Palas de Rei.Santiago de Compostela)

   De la Plaza del Obradoiro solo nos separan 67.8 kilómetros que serán los mismos que recorreremos en la etapa de hoy para dar por fin el abrazo al Apóstol, agradecerle la protección que nos ha prestado y rogar por nuestros familiares y amigos.

Como platos característicos a consumir en esta etapa tenemos:
Pulpo “a feira” o a la Gallega  en casa Ezequiel (Melide)

   Melide fue un pueblo de feriantes. De ferias y mercados que aún celebra. Sigue muy activo comercialmente. De esa tradición ferial viene el pulpo como plato cuidado y principal. El pulpo "á feira" o a la gallega, que dirán otros. Melide, como O Carballiño, son referentes del pulpo en la Galicia interior. Es plato de la gastronomía ferial campesina. No de la Galicia costera.
   Comer el pulpo en Melide es una de las exigencias que ha de cumplir el caminante a Santiago. No figura en ninguna norma escrita pero sí se la transmiten año tras año los peregrinos entre sí por las corredoiras de este viejo país: nos vemos a comer el pulpo en Melide.
   La pulpería Ezequiel es un icono jacobeo en Melide. Le han salido competidores en el pueblo, con la misma fórmula. Ezequiel es un inmenso local de mesas y bancos corridos, como las clásicas cervecerías de Baviera. Pulpo, pan y vino mencía como oferta principal, y la opción de la carne ó caldeiro. Es un ambiente de feria globalizada.
Delicias Marinas

   Hemos llegado a Santiago, después de cumplir los ritos con el Apostol llega el momento de celebrar el éxito de nuestra aventura y en Compostela no faltan lugares donde hacerlo.
   Raíña confluye con la rúa do Franco, su paralela tanto en el mapa como en la plena consagración a la gastronomía. La tradición viene de lejos, cuando en la Edad Media se asentaron aquí posadas y tabernas para atender a los peregrinos. Hoy esa hospitalidad se ha transformado en abundancia: las vidrieras son verdaderas naturalezas muertas compuestas por marisco, pescados, filetones, chuletas, chorizos, quesos y verduras. En los acuarios nada, a la vista de quien se lo quiera llevar al plato, un batallón de crustáceos y en las bandejas se aprietan los moluscos. 
   ¿Quién es quién en este país del sabor marino' En Galicia el viajero encontrará dos tipos bien diferenciados de marisco: el bueno y el insuperable. Bueno es el marisco que cada día llega de Bretaña, Irlanda o Escocia. Pero para las verdaderas esencias del mar, todos los expertos reconocen que no hay en el mundo marisco como el gallego. No resulta fácil distinguirlo, pero hay una regla infalible: el buen marisco nunca es barato. Así encontraremos las mejores langostas, bogavantes, camarones, cigalas, centollas, nécoras, percebes, bueyes de mar y santiaguiños, que componen la nómina principal de los crustáceos. Entre los moluscos destacan las ostras, almejas, berberechos, mejillones, ‘longueiróns’ y navajas, vieiras, zamburiñas y coquinas.
   La preparación es siempre sencilla: una simple cocción en agua con sal para los crustáceos. Langostas, bogavantes y cigalas también se ponen a la plancha o en salpicones (el marisco cocido y picado, con cebolla, perejil, pimiento rojo, y una vinagreta con yema de huevo). Los percebes siempre cocidos y bien calientes, llevados directamente de la olla a la mesa. Las almejas se presentan a la marinera, o crudas lo mismo que las ostras. ‘Longueiróns’ y navajas son apropiados para la plancha, como las zamburiñas, que también pueden ir al horno, como las vieiras, o en empanada. Las empanadas son un mundo aparte, y pueden llevar desde atún o bacalao con pasas hasta berberechos, sardinas, carnes, embutidos o verduras en infinitas combinaciones.
   Un viejo dicho gallego asegura que el marisco debe comerse en los meses que tienen ‘r’, que son los que van de septiembre a abril. El verano sería entonces mal momento para comer marisco de calidad, pero no es del todo cierto. Las vedas son un indicativo del mejor marisco que podemos comer en cada momento, por lo que el verano es tiempo de langosta, bogavante, nécora y santiaguiños; así como percebes y camarones, que no tienen veda. Por modesto no hay que olvidar el mejillón, primer y único producto del mar en toda Europa con denominación de origen protegida. Galicia es el segundo productor de mejillón del mundo.
   Otro gran omnipresente es el pulpo. En Galicia cualquier celebración popular que se precie tiene pulpo ‘á feira’ (con aceite, sal gorda y pimentón), que es el estilo propio de las tierras del interior. También se toma guisado con patatas, típico de la zona costera; a la plancha o en empanada. Eso sí, siempre con vino y no con agua, porque una vieja creencia asegura que el pulpo y el agua no hacen buenas migas en la barriga.
   El pescado no puede faltar en la gastronomía gallega, que emplea más de 80 variedades de mar: merluza, sargo, rodaballo, raya, congrio, rape, mero, palometa, salmonetes, sardinas y sardinillas, pintos y maragotas dan fe de que Galicia cuenta la flota pesquera más grande de España. Si le ofrecen ‘caldeirada’ sepa que va a comer pescado (de uno o más tipos) cocido en compañía de patatas, cebolla, pimientos, aceite y pimentón dulce. Cuando lo pida ‘a la gallega’ lo comerá cocido, en compañía de patatas cocidas y bañado en ajada, que consiste en un buen aceite en el que se fríen unos ajos y después se agrega pimentón dulce.
    Galicia es también de enero a abril el paraíso mundial de los amantes de la lamprea. Este extraño pescado –el vertebrado más antiguo del mundo, según dicen, con sus 500 millones de años- llega de los ríos Miño y Ulla para ser consumido ‘a la bordelesa’, cocinado en su propia sangre, con vino, especias y hortalizas.

Tarta de Santiago

   En la rúa do Vilar, se halla la confitería Casa Mora, fundada a principios del siglo XX. Además de bombones artesanos y otras dulzuras, hace una de las tartas de Santiago más conocidas de la ciudad; y puede presumir de haber diseñado la cruz de Santiago silueteada que hoy distingue a este postre.
Esta tarta de almendras, huevos y azúcar es una receta muy antigua, de la que se tienen noticias desde el siglo XVI. Ya entonces era ofrecida por los estudiantes de la Universidad de Santiago a los profesores en las fiestas de graduación. La receta canónica manda que contenga un 33% de almendras, pero nunca harina, como en la versión industrial. Tiene una excelente conservación y es un regalo inigualable.
Queimada Gallega
   La queimada es una bebida alcohólica de la tradición gallega y propia de su gastronomía.
   Se le atribuyen facultades curativas y se afirma que, tomada tras la pronunciación del conjuro, funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados del que la ha bebido.
   Todo el ritual de preparación está dirigido a alejar a los malos espíritus y a las meigas que, según la tradición, acechan a los hombres y mujeres para intentar maldecirles ya sea por diversión, por venganza, por algo que han realizado anteriormente, o por cualquier otro motivo. Cualquier ocasión es buena para realizar una queimada: una fiesta, reuniones familiares o de amigos. Tras la cena, en la oscuridad de la noche (que es uno de los mejores momentos para realizarla), los comensales se reúnen alrededor de la queimada, para animar los corazones y estrechar los lazos de amistad. Uno de ellos se encargará de darle el toque final levantando con un cucharón el líquido en llamas y dejándolo caer poco a poco en el recipiente mientras pronuncia el conjuro, lo que crea un ambiente muy especial.
   En un recipiente de barro cocido (a poder ser, en el pote tradicional) se vierte el aguardiente y el azúcar en la proporción de unos 120 gramos de ésta por litro de aquél, ralladura de limón, o naranja y se remueve.
   En un recipiente más pequeño (generalmente el cucharón con el que se remueve) se coge aparte una pequeña cantidad de queimada, sin otros posibles ingredientes (sólo el aguardiente y el azúcar disuelto), se mojan los bordes del cucharón con la bebida y se le prende fuego. Cuando esté ardiendo se mete el cucharón en el recipiente grande hasta que el fuego se extienda por toda la superficie. A continuación se revuelve lentamente dejando que suban las llamas del alcohol y creando cascadas con ellas.
   A continuación se pone en el cucharón solo azúcar y se coloca sobre la queimada hasta que este se derrite convirtiéndose en caramelo, que se vierte sobre las llamas y se remueve.
   Se revuelve hasta que consumido el alcohol la queimada se apague por sí sola, o sólo queden los bordes ardiendo, que no se apagaran.
   Cuando empieza a apagarse, pero mientras el aguardiente aún arde, se recita el esconxuro (también llamado conxuro).
   Se sirve la queimada caliente, cuando se haya apagado casi por completo, incluyendo también los granos de café, cáscara de limón, trozos de manzana y naranja y se bebe. En ocasiones hay que soplar para apagar alguna de las llamas que llegan al vaso, para no quemarse.


Casanova
Crucero:
   Bonito crucero, que preside la entrada a la localidad.

Leboreiro
Crucero:
   Cientos son los cruceros que jalonan toda la ruta a partir de O Cebreiro, pero son miles los que se pueden hallar en toda Galicia.
Iglesia Virgen de las Nieves:
   Presenta estilo románico de transición, con una sola nave y ábside semicircular. Lo más interesante es su fachada. En el pórtico destaca el tímpano, con una hermosa talla de la Virgen.

Furelos
Puente Medieval:
Conserva un gran puente medieval restaurado de 4 arcos de medio punto, que facilita el paso sobre el río.

Melide
Iglesia de San Antonio:
   Del edificio destaca la belleza de su portada enmarcada en un bello alfiz y la torre.
Puerta Románica de San Roque:
   En el Cantón de San Roque se conserva la bellísima puerta lateral de la iglesia de San Pedro (románico del siglo XXII), que hoy día funciona como acceso principal de la capilla de San Roque. Este soberbio portal de entrada presenta arco de medio punto fuertemente abocinado; las arquerías se apoyan en columnas adosadas, con basa y capitel. Sobre el portal se ve un rosetón de iluminación. Encima de él y como remate está la espadaña con el cuerpo de campanas. Está realizado en piedra, con sillares regulares.
Iglesia de Santa María y San Pedro:
   La Iglesia de Santa María y de San Pedro son un testimonio vivo del románico y de la importancia que alcanzó esta localidad en la época medieval. La iglesia de Santa María presenta una única nave y un ábside semicircular, adornado en sus muros exteriores con múltiples canecillos. Cuenta con dos bellas portadas. En su interior se conserva la mesa de altar de estilo románico y unos frescos datados en el siglo XVI, cuyo tema es el Misterio de la Santísima Trinidad como Trono de Gracia.
Museo Etnogáfico:
   En la plaza del Convento se encuentra, en un sólido edificio, el Museo Etnográfico, antes Hospital del Sancti Espíritu. La visita detenida a este museo es imprecindible para conocer cómo era la hospitalidad en la Edad Media en la localidad. Melide llegó a contar con un hospital dotado de 24 camas (en la época medieval era frecuente que una cama se ocupara por dos enfermos).


Boente
Iglesia Parroquial:
   Dentro del templo, se guarda una bonita representación del Apóstol ataviado como peregrino. Parece perteneciente a algún artista local, y, a pesar de ciertas insuficiencias técnicas, posee un indudable encanto. La devoción de los vecinos del lugar por esta imagen se plasma en la Novena al Apóstol, en los días previos a su fiesta.

Castañeda
Iglesia de Castañeda:
   La simplicidad y la sencillez en la construcción de la iglesias en muchas aldeas de la zona, es una constante. Una nave rematada con una sencilla espadaña es todo para la iglesia parroquial de Castañeda.
  
Ribadiso da Baixo
Puente de Ribadiso:
Sobre el río Iso, en Rendal, existe un grupo de casas que reciben el nombre de Ribadiso. Allí se conserva un puente de la época medieval y un conjunto de edificaciones en estado casi de completa ruina que nos indican la existencia de un Hospital donde se atendía a los caminantes, según consta en un documento fechado en el año 1523. El puente presenta un único arco de medio punto de amplio desarrollo y escasa luz. La calzada ha perdido el empedrado. Los materiales de construcción oscilan entre la sillería de granito y el esquisto de escasa calidad debido a diversas reformas y reconstrucciones posteriores al siglo XIII fecha posible de su construcción.

Arzúa
Iglesia Parroquial Santiago
   La iglesia de Santa María de estilo románico sencillo y tosco pero muy bien conservado; en su interior destacan una talla románica de la Virgen y un retablo del siglo XVI.
Convento de la Magdalena:
   Se encuentra en la parte vieja de la localidad. Fue una fundación de la Orden Agustina en el siglo XIV, que gestionaba un albergue para peregrinos sin medios. Hoy, por desgracia sólo podemos ver las ruinas.
Crucero de Santa María:
   Situado frente a la iglesia parroquial, sólo tiene originales la cruz y el capitel.. Estos elementos del Cruceiro de Santa María de Arzúa son antiguos, de estilo tradicional y están bien realizados. La categoría de las figuras y la piedra escogida para realizarlas nos indican que la obra original completa debió ser de excelente categoría. La plataforma de cuatro plantas, el pedestal y la columna han sido tallados recientemente en una obra de rehabilitación perfectamente llevada a cabo.

Santa Irene
Capilla de Santa Irene:
   Este pequeño y encantador edificio es la llamada "capilla de Santa Irene", en el pueblo del mismo nombre. Es una modesta construcción realizada en piedra. Su exterior macizo se ve animado por el eje ascensional descrito por la superposición del vano de entrada, adintelado, la pequeña ventana superior y el pequeño campanario rematado por un crucifijo. Al exterior la cubierta del templo se realiza con una techumbre a dos aguas.

Rua-O Pino
Casa Blasonada:
   Aunque notoriamente deteriorada, esta edificación era una bella casona perteneciente a la nobleza rural. Su alcurnia queda patente en el orgulloso blasón que aún hoy puede contemplarse sobre el dintel de la puerta principal, como motivo decorativo de la fachada.


Pedrouzo (Arca)
Iglesia de Santa Eulalia:
La Iglesia de Santa Eulalia, románico-gótica, muestra en si tímpano a la Virgen entre dos ángeles, y en el interior la talla de la titular.


Santiago de Compostela
Catedral:
   El máximo exponente de Santiago es su catedral, cuya construcción se inició a partir del momento en que se produjo el descubrimiento de la Tumba. Aun cuando se conserva la Capilla del Salvador de influencia prerrománica, es un templo esencialmente románico con planta de cruz latina, al que posteriormente se añadieron elementos barrocos de carácter decorativo. Cabe destacar el Pórtico de la Gloria, que constituye un conjunto escultórico iconográfico románico, de una gran belleza. Su fachada principal da a la excepcional Plaza del Obradoiro (obra de Oro), corazón y referencia de la Ciudad y en cuyo lugar también se encuentra el Hospital real, mandado construir por los Reyes Católicos en el año 1492 (hoy Parador Nacional).
Plazas:
   La Plaza de la Quintana, donde una gran escalinata divide la "Quintana de Muertos", abajo, de la "Quintana de Vivos", arriba. A ella dan el Pórtico Real, donde se sitúa la popular "Berenguela" o Torre del Reloj, y la Puerta del Perdón que sólo se abre en los Años Santos. La Plaza de las Platerías, llamada así por los numerosos comercios de plateros que existen bajo las arcadas del claustro de la Catedral, con su fuente de Caballos en el centro. La Plaza de la Azabachería, que debe su nombre al gremio de los azabacheros. En este lugar se hallaba la primitiva puerta románica, llamada Puerta del Paraíso, lugar por donde entraban los peregrinos, desprendiéndose de sus ropas a los pies de la "Cruz d'os Farrapos", que tomaría su nombre de los harapos que allí dejaran los peregrinos.
Monasterios:
   El Monasterio de San Pelayo, con su inmensa fachada, que fue fundado por Alfonso II para custodiar la tumba del Apóstol, siendo, por tanto, uno de los más antiguos de la ciudad. El Monasterio de san Martín Pinario, uno de los más monumentales de Santiago, cuya procedencia se debe al oratorio que en el año 912 el obispo Sisnado dedicó a San Martín.
Palacios:
   Los palacios de Galmírez y Raxoi, este último alberga en la actualidad la Presidencia de la Xunta de Galicia y el Ayuntamiento Compostelano. Los colegios de san Jerónimo y Fonseca, ambos fundados por el Rey Alfonso III en el siglo XV. Las casas del Cabildo y de los Canónigos.
Convento de San Francisco:
   Este convento rememora la peregrinación de Santo de Asís a Compostela en los años 1213-1215. Según la leyenda San Francisco recibió una revelación divina por la que se le encargaba que erigiera un monasterio en "Val de Dios", terreno que pertenecía al Monasterio de San Martín Pinario. El citado monasterio cedió el terreno a cambio de la entrega anual de un cestillo de peces, (solemne ceremonia que perduró hasta finales del siglo XVIII, en que los monjes de San Francisco entregaban el citado tributo a los de San Martín). La financiación de tal proyecto debía hacerse con un tesoro que sería hallado por Cotolay en una fuente. Y así sucedió, Cotolay encontró el tesoro, levantándose un edificio gótico del que hoy sólo quedan cinco arcos en el patio de la sala capitular. El convento actual y sus dos claustros son del s. XVII y la Iglesia del XVIII. Actualmente el monasterio alberga un interesantísimo Museo.
Pórtico del colegio de San Jerónimo:
   Bellísimo pórtico románico que da acceso al colegio de San Jerónimo.
El vuelo del Botafumeiro:
   En la Catedral de Santiago, uno de los momentos más esperados por los peregrinos, turistas, fieles o visitantes, es el vuelo del Botafumeiro. Bien dirigido por cuatro o cinco fornidos botabuleiros, vuela por los brazos de la Cruz Latina que dibuja la propia Catedral, al tiempo que desprende las mejores esencias del incienso. Si vas a Santiago de Compostela, no te lo pierdas.

  En Santiago de Compostela está previsto que descansemos un día antes de partir hasta Finisterre, disfrutaremos de todo lo que nos ofrece esta ciudad milenaria.

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