Ayer fue día 22 de junio de 2014, domingo.
Como la jornada acabó muy tarde, hoy continuamos con el epílogo 2, donde hemos
completado el Camino a Finisterre. Hemos hecho 35 kilómetros desde
Olveiroa. El tiempo estaba soleado, con nubes dispersas. Nos hemos levantado
para desayunar a las 7 en la cafetería del hostal. Nos hemos puesto en marcha a
las 7.40’
rumbo al fin de la tierra. Vicente nos seguido todo el tiempo,
fotografiándonos, haciendo vídeos y cogiendo madera para la fogata ritual del
final, en el faro de Fisterra. Hemos llegado a Hospital, donde se divide el
Camino para los que consideran que el final del Camino está en Muxía y, por
otra parte, los que, como nosotros, consideramos que el final del Camino se
encuentra en Finisterre. Hemos avistado el mar Atlántico en un alto, justo
antes de la bajada a Ceé, donde hemos parado en una cafetería de un hotel a
tomarnos un café.
Hemos continuado con paradas en los miradores, para
contemplar la ría de Corcubión, por cuya población hemos atravesado para
desembocar en la ría de Finisterre, aunque antes tuvimos que pasar por Sardiñeira.
Nos ha alcanzado Juanjo, que había ido con Ana a ver el mirador de Ézaro.
Juntos los cinco hemos llegado a Fisterra o Finisterre y hemos iniciado la
última cuesta de todo el Camino, increíble pero cierto. A las 10.30 nos
encontrábamos en la ansiada meta: el cabo de Finisterre. Hemos hecho fotos en
el mojón del kilómetro 0,00 y hemos bajado a las rocas para hacer la fogata, en
la que hemos quemado cada uno de nosotros algún objeto que nos ha acompañado a
lo largo de todo el viaje, como signo de renovación.
Luego, más contentos que
niños con zapatos nuevos, nos hemos vuelto a dejar las bicis y tomar las
habitaciones correspondientes en la pensión Finistellae. Nos hemos preparado y
nos hemos ido recoger la “Finisterra” o certificado que se emite a la persona
que ha llegado hasta esta zona.
Después hemos ido a comer a “A tira do cordel”,
restaurante que nos han recomendado como especial en platos de pescado y
mariscos. Ha cumplido sobradamente nuestras expectativas (39 euros por persona).
Hemos comido zamburiñas, almejas, lubina y sardo a la brasa, con un vino
Ribeiro fresquito y un postre estupendo. Pedro ha sustituido el vino por la
gaseosa y le ha sabido muy buena.
Nos hemos vuelto al hotel para escribir
esta crónica y más avanzada la tarde volveremos al faro para contemplar la
caída del astro diurno.
Volvemos al faro, esta vez en coche y
según llegamos comienza a llover, vemos peligrar la puesta del sol, pero a las
21.30 deja de llover y comienza a despejarse por el horizonte donde se producirá
el ocultamiento del Sol, subimos a la terraza de la cafetería que esta al lado
del faro, donde hay una vista perfecta, y desde alli vemos y fotografiamos la “muerte
del Sol” en el Océano Atlántico, espectacular, disfrutamos junto con la multitud
de peregrinos que han subido al faro. Son las 22.20 h.
Hola, me alegro de que hayáis cumplido los objetivos que os propusisteis y hayáis disfrutado del Camino, Enhorabuena!! Un abrazo, Cristina.
ResponderEliminarMi mas sincera enhorabuena para todo el equipo!!! Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarMi mas sincera enhorabuena para todo el equipo!!! Un abrazo muy fuerte.
Isabel