El Passo Honroso fue un torneo que tuvo lugar en el puente de la localidad de Hospital de
Órbigo en la provincia de León (España). En realidad se trató de un espectáculo motivado por
el afán de protagonismo de un “caballerete” cortesano, ya ni siquiera feudal,
en el contexto de la decadencia medieval remedo de las que las leyendas
narraban los caballeros andantes y estas, a su vez, parodia desacralizada de la
búsqueda del Santo Grial, que ocupó la mejor poesía trovadoresca del siglo
XIII.
La acción sucedió en el Año jacobeo de 1434. El
caballero leonés, Suero de Quiñones, de familia insigne, pidió
audiencia al rey Juan II de Castilla para exponer una petición. El rey
se hallaba por entonces en el Castillo de la Mota (Medina del Campo -Valladolid) con toda su familia.
Este noble joven, empapado su espíritu en
las hazañas de los caballeros andantes y en las novelas de caballería venía a
pedir un extraño permiso al monarca.
La petición era obtener el permiso para
llevar a cabo un torneo especial en que tendrían que participar a la fuerza
todos los caballeros que pasaran por el lugar elegido rompiendo tres lanzas
cada uno contra él o sus amigos, el lugar era el puente de Hospital de Órbigo,
situado en la ruta leonesa del Camino de Santiago. Si se negaban a participar, debían
depositar un guante en señal de cobardía y atravesar el río vadeándolo.
La justa o torneo tendría lugar durante un
mes 15 días antes y 15 días después del
25 de Julio, festividad de Santiago en
la explanada vecina al puente de Órbigo, en que Suero de Quiñones, como hemos
dicho antes, estaría acompañado de sus mejores amigos. Finalizado el torneo
cuantos hubiesen intervenido en el se trasladarían a Compostela en
peregrinación y depositarían a los pies del Apóstol los trofeos que hubieran
conseguido y las armas que hubiesen utilizado.
El
motivo que alegó Don Suero para esta convocatoria fue la liberación del ayuno y
de una argolla metálica que llevaba colgada al cuello cada jueves, como prueba
de amor hacia su dama cuyo honor le impedía decir su nombre y que se trataba de
Doña Leonor de Tovar.
El rey no solo no castigó aquella locura, ni
siquiera se rio de ella ni mando al caballero a que se dedicara a algo más útil
si no que le dio permiso y ofreció toda clase de facilidades. Invitando a los
mejores caballeros del reino a que pasasen por el camino de Hospital de Órbigo.
El torneo comenzó el 10 de julio de 1434 y terminó
el 9 de agosto del mismo año, durante todo este tiempo los
caballeros estuvieron dándose lanzadas y derribándose de los caballos,
mordiendo el polvo y machacándose los huesos. Sólo hubo un descanso el día 25, festividad de Santiago. Se levantó el tinglado junto
al puente y cada día se comenzaba con una misa solemne y se terminaba con un
gran festín pantagruélico para todos aquellos que podían mantenerse todavía en
pie.Por fortuna, en medio de tanta violencia varonil y gratuita las crónicas
cuentan que sólo hubo una muerte al cabo del mes, la de un caballero catalán
llamado Asbert de Claramunt, que recibió un lanzazo en un ojo atravesándole el
cerebro. Parece ser que la Iglesia prohibió que se le enterrase en lugar
sagrado, porque tenía oficialmente prohibidos los duelos, a pesar de que cada
día confesaban a los contendientes antes de cada encuentro y celebraban cada
mañana la Eucanistía antes del comienzo de las Justas.
Cuando terminó el torneo, don Suero y sus
amigos se dirigieron en peregrinación a Santiago a cumplir con la promesa
hecha. Don Suero depositó allí la argolla y la cinta azul que simbolizaba su
amor por la dama y en la que estaba escrita una leyenda que lo atestiguaba:
“Si à vous ne plait de avoir mesure,
certes je dis que je suis sans
ventur”.
“Si no os place corresponderme,
“Si no os place corresponderme,
en verdad que no hay dicha para mí”
En la actualidad esta cinta se halla
alrededor del cuello de una imagen de Santiago Menor que está en la catedral,
en la capilla de las reliquias. La argolla es una gargantilla de
oro y se encuentra en el relicario del Apóstol.
Don Suero moriría 24 años más tarde,
alanceado por otro caballero en un torneo también competitivo.
En este siglo XV ya no se hacían justas caballerescas al estilo de Chrétien de Troyes. Fue
simplemente una moda o un juego, pero de tal envergadura y renombre que hasta
Don Quijote se refiere a este caballero leonés de la siguiente forma:
“...digan que fueron burlas las Justas de Suero
Quiñones del Passo, las empresas de Luis de Faces contra don Gonzalo de Guzmán,
caballero castellano, con otras muchas hazañas hechas por caballeros
cristianos, tan auténticas y verdaderas, que torno a decir que el que las
negase carecería de toda razón y buen discurso”
Desde 1951 en el puente de Hospital de Órbigo
puede verse un monolito con los nombres grabados de todos los que pelearon
junto a Don Suero: Lope de Estúñiga, Diego de Bazán, Pedro de Nava, Suero
Gómez, Sancho de Rabanal, López de Aller, Diego de Benavides, Pedro de Ríos y
Gómez de Villacorta.
Aquel torneo fue conocido como El Passo
Honroso y fue narrado y cantado por muchos poetas de la época. El notario
real Pero Rodríguez de Lena dejó por escrito una crónica del hecho.
Desde 1997 el primer fin de semana de junio,
Hospital de Orbigo celebra sus justas medievales del paso honroso, en recuerdo
de aquella hazaña y como atracción turística declarada Fiesta de interés
turístico regional. Miles de damas, caballeros, mercaderes, campesinos, reyes,
brujas, bufones, monjes, mesoneros… todos ellos ataviados con sus mejores
trajes, escudos, espadas y música, llenan las calles de la villa adornada con
pendones, banderas, mercado y mesones. La fiesta culmina en la tarde del
domingo con el Gran Torneo en el palenque donde hacen su aparición los
caballeros con sus damas y escuderos para enfrentar sus lanzas a lomos de sus
corceles, recreando la victoria del hijo del Conde de Quiñones.
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