De
la Plaza del Obradoiro solo nos separan 67.8 kilómetros que serán los mismos que
recorreremos en la etapa de hoy para dar por fin el abrazo al Apóstol,
agradecerle la protección que nos ha prestado y rogar por nuestros familiares y
amigos.
Como
platos característicos a consumir en esta etapa tenemos:
Pulpo “a feira” o a la
Gallega en casa Ezequiel (Melide)
Comer el pulpo en Melide es una de las exigencias que ha de cumplir el caminante a Santiago. No figura en ninguna norma escrita pero sí se la transmiten año tras año los peregrinos entre sí por las corredoiras de este viejo país: nos vemos a comer el pulpo en Melide.
La pulpería Ezequiel es un icono jacobeo en Melide. Le han salido competidores en el pueblo, con la misma fórmula. Ezequiel es un inmenso local de mesas y bancos corridos, como las clásicas cervecerías de Baviera. Pulpo, pan y vino mencía como oferta principal, y la opción de la carne ó caldeiro. Es un ambiente de feria globalizada.
Delicias Marinas
Hemos llegado a Santiago, después de cumplir
los ritos con el Apostol llega el momento de celebrar el éxito de nuestra
aventura y en Compostela no faltan lugares donde hacerlo.
Raíña confluye con la rúa do Franco, su paralela tanto en el
mapa como en la plena consagración a la gastronomía. La tradición viene de
lejos, cuando en la Edad Media se asentaron aquí posadas y tabernas para
atender a los peregrinos. Hoy esa hospitalidad se ha transformado en
abundancia: las vidrieras son verdaderas naturalezas muertas compuestas por marisco, pescados, filetones, chuletas,
chorizos, quesos y verduras. En los acuarios nada, a la vista de quien
se lo quiera llevar al plato, un batallón de crustáceos y en las bandejas se aprietan los moluscos.
¿Quién es quién en este país del sabor
marino' En Galicia el viajero encontrará dos tipos bien diferenciados de marisco: el bueno y el insuperable.
Bueno es el marisco que cada día llega de Bretaña, Irlanda o Escocia. Pero para
las verdaderas esencias del mar, todos los expertos reconocen que no hay en el
mundo marisco como el gallego. No resulta fácil distinguirlo, pero hay una
regla infalible: el buen marisco nunca es barato. Así encontraremos las mejores
langostas, bogavantes, camarones,
cigalas, centollas, nécoras, percebes, bueyes de mar y santiaguiños, que
componen la nómina principal de los crustáceos. Entre los moluscos destacan las
ostras, almejas, berberechos,
mejillones, ‘longueiróns’ y navajas, vieiras, zamburiñas y coquinas.
La preparación es siempre sencilla: una
simple cocción en agua con sal para los crustáceos. Langostas, bogavantes y
cigalas también se ponen a la plancha o en salpicones (el marisco cocido y picado, con cebolla, perejil,
pimiento rojo, y una vinagreta con yema de huevo). Los percebes siempre cocidos y bien calientes, llevados directamente
de la olla a la mesa. Las almejas se
presentan a la marinera, o crudas lo mismo que las ostras. ‘Longueiróns’
y navajas son apropiados para la
plancha, como las zamburiñas,
que también pueden ir al horno, como las vieiras, o en empanada. Las empanadas son un mundo aparte, y pueden llevar desde atún o
bacalao con pasas hasta berberechos, sardinas, carnes, embutidos o verduras en
infinitas combinaciones.
Un viejo dicho gallego asegura que el
marisco debe comerse en los meses que tienen ‘r’, que son los que van de
septiembre a abril. El verano sería entonces mal momento para comer marisco de
calidad, pero no es del todo cierto. Las vedas son un indicativo del mejor
marisco que podemos comer en cada momento, por lo que el verano es tiempo de langosta, bogavante, nécora y santiaguiños;
así como percebes y camarones, que no tienen veda. Por
modesto no hay que olvidar el mejillón,
primer y único producto del mar en toda Europa con denominación de origen
protegida. Galicia es el segundo productor de mejillón del mundo.
Otro gran omnipresente es el pulpo. En Galicia cualquier
celebración popular que se precie tiene pulpo ‘á feira’ (con aceite, sal gorda y pimentón), que es el estilo
propio de las tierras del interior. También se toma guisado con patatas, típico
de la zona costera; a la plancha o en empanada. Eso sí, siempre con vino y no
con agua, porque una vieja creencia asegura que el pulpo y el agua no hacen
buenas migas en la barriga.
El pescado
no puede faltar en la gastronomía gallega, que emplea más de 80
variedades de mar: merluza, sargo,
rodaballo, raya, congrio, rape, mero, palometa, salmonetes, sardinas y
sardinillas, pintos y maragotas dan fe de que Galicia cuenta la flota
pesquera más grande de España. Si le ofrecen ‘caldeirada’ sepa que va a comer pescado (de uno o más tipos)
cocido en compañía de patatas, cebolla, pimientos, aceite y pimentón dulce.
Cuando lo pida ‘a la gallega’ lo
comerá cocido, en compañía de patatas cocidas y bañado en ajada, que consiste en un buen aceite
en el que se fríen unos ajos y después se agrega pimentón dulce.
Galicia es también de enero a abril el
paraíso mundial de los amantes de la lamprea.
Este extraño pescado –el vertebrado más antiguo del mundo, según dicen, con sus
500 millones de años- llega de los ríos Miño y Ulla para ser consumido ‘a la bordelesa’, cocinado en su
propia sangre, con vino, especias y hortalizas.
Tarta de Santiago
En la rúa do Vilar, se halla la confitería Casa Mora, fundada a principios del siglo XX. Además de bombones
artesanos y otras dulzuras, hace una de las tartas de Santiago más conocidas de la ciudad; y puede presumir de
haber diseñado la cruz de Santiago silueteada que hoy distingue a este postre.
Esta tarta
de almendras, huevos y azúcar es una receta muy antigua, de la que se tienen
noticias desde el siglo XVI. Ya entonces era ofrecida por los estudiantes de la
Universidad de Santiago a los profesores en las fiestas de graduación. La
receta canónica manda que contenga un 33% de almendras, pero nunca harina, como
en la versión industrial. Tiene una excelente conservación y es un regalo
inigualable.
Queimada Gallega
Se le atribuyen facultades curativas y se
afirma que, tomada tras la pronunciación del conjuro, funciona como protección
contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados
alejados del que la ha bebido.
Todo el ritual de preparación está dirigido
a alejar a los malos espíritus y a las meigas que,
según la tradición, acechan a los hombres y mujeres para intentar maldecirles
ya sea por diversión, por venganza, por algo que han realizado anteriormente, o
por cualquier otro motivo. Cualquier ocasión es buena para realizar una
queimada: una fiesta, reuniones familiares o de amigos. Tras la cena, en la
oscuridad de la noche (que es uno de los mejores momentos para realizarla), los
comensales se reúnen alrededor de la queimada, para animar los corazones y
estrechar los lazos de amistad. Uno de ellos se encargará de darle el toque
final levantando con un cucharón el líquido en llamas y dejándolo caer poco a
poco en el recipiente mientras pronuncia el conjuro, lo que crea un ambiente
muy especial.
En un recipiente de barro cocido (a poder
ser, en el pote tradicional) se vierte el aguardiente y el azúcar en la
proporción de unos 120 gramos de ésta por litro de aquél, ralladura de limón, o
naranja y se remueve.
En un recipiente más pequeño (generalmente
el cucharón con el que se remueve) se coge aparte una pequeña cantidad de
queimada, sin otros posibles ingredientes (sólo el aguardiente y el azúcar
disuelto), se mojan los bordes del cucharón con la bebida y se le prende fuego.
Cuando esté ardiendo se mete el cucharón en el recipiente grande hasta que el
fuego se extienda por toda la superficie. A continuación se revuelve lentamente
dejando que suban las llamas del alcohol y creando cascadas con ellas.
A continuación se pone en el cucharón solo
azúcar y se coloca sobre la queimada hasta que este se derrite convirtiéndose
en caramelo, que se vierte sobre las llamas y se remueve.
Se revuelve hasta que consumido el alcohol
la queimada se apague por sí sola, o sólo queden los bordes ardiendo, que no se
apagaran.
Cuando empieza a apagarse, pero mientras el
aguardiente aún arde, se recita el esconxuro (también llamado conxuro).
Se sirve la queimada caliente, cuando se
haya apagado casi por completo, incluyendo también los granos de café, cáscara
de limón, trozos de manzana y naranja y se bebe. En ocasiones hay que soplar
para apagar alguna de las llamas que llegan al vaso, para no quemarse.
Casanova
Crucero:
Bonito crucero, que preside la entrada a la localidad.
Leboreiro
Crucero:
Cientos son los cruceros que jalonan toda la ruta a partir de O
Cebreiro, pero son miles los que se
pueden hallar en toda Galicia.
Iglesia
Virgen de las Nieves:
Presenta estilo románico de transición, con una sola nave y ábside
semicircular. Lo más interesante es su
fachada. En el pórtico destaca el tímpano, con una hermosa talla de la
Virgen.
Furelos
Puente
Medieval:
Conserva un gran puente medieval
restaurado de 4 arcos de medio punto, que
facilita el paso sobre el río.
Melide
Iglesia de San Antonio:
Del edificio destaca la
belleza de su portada enmarcada en un bello alfiz y la torre.
Puerta Románica de San Roque:
En el Cantón de San Roque se conserva la bellísima puerta lateral de la
iglesia de San Pedro (románico del siglo XXII), que hoy día funciona como
acceso principal de la capilla de San Roque. Este
soberbio portal de entrada presenta arco de medio punto fuertemente abocinado;
las arquerías se apoyan en columnas adosadas, con basa y capitel. Sobre el
portal se ve un rosetón de iluminación. Encima
de él y como remate está la espadaña con el cuerpo de campanas. Está
realizado en piedra, con sillares regulares.
Iglesia de Santa María y San
Pedro:
La Iglesia de Santa María y de San Pedro son un testimonio vivo del
románico y de la importancia que alcanzó esta localidad en la época medieval. La iglesia de Santa María presenta una única nave y un ábside
semicircular, adornado en sus muros exteriores con múltiples canecillos. Cuenta
con dos bellas portadas. En su interior se conserva la mesa de altar de estilo
románico y unos frescos datados en el siglo XVI, cuyo tema es el Misterio de la
Santísima Trinidad como Trono de Gracia.
Museo Etnogáfico:
En la plaza del Convento se encuentra, en un sólido edificio, el Museo
Etnográfico, antes Hospital del Sancti Espíritu. La
visita detenida a este museo es imprecindible para conocer cómo era la
hospitalidad en la Edad Media en la localidad. Melide llegó a contar con un
hospital dotado de 24 camas (en la época medieval era frecuente que una cama se
ocupara por dos enfermos).
Boente
Iglesia
Parroquial:
Dentro del templo, se guarda una bonita representación del Apóstol
ataviado como peregrino. Parece perteneciente a algún
artista local, y, a pesar de ciertas insuficiencias técnicas, posee un
indudable encanto. La devoción de los
vecinos del lugar por esta imagen se plasma en la Novena al Apóstol, en
los días previos a su fiesta.
Castañeda
Iglesia
de Castañeda:
La simplicidad y la
sencillez en la construcción de la iglesias en muchas aldeas de la zona, es una
constante. Una nave rematada con una
sencilla espadaña es todo para la iglesia parroquial de Castañeda.
Ribadiso da Baixo
Puente
de Ribadiso:
Sobre el río Iso, en Rendal, existe un grupo de casas que reciben
el nombre de Ribadiso. Allí se conserva
un puente de la época medieval y un conjunto de edificaciones en estado casi de
completa ruina que nos indican la existencia de un Hospital donde se atendía a
los caminantes, según consta en un documento fechado en el año 1523. El
puente presenta un único arco de medio punto de amplio desarrollo y escasa luz.
La calzada ha perdido el empedrado. Los materiales de construcción oscilan
entre la sillería de granito y el esquisto de escasa calidad debido a diversas
reformas y reconstrucciones posteriores al siglo XIII fecha posible de su construcción.
Arzúa
Iglesia
Parroquial Santiago
La iglesia de Santa María de estilo románico sencillo y tosco pero muy bien conservado; en su interior destacan una talla románica de la
Virgen y un retablo del siglo XVI.
Convento
de la Magdalena:
Se
encuentra en la parte vieja de la localidad. Fue una fundación de la Orden Agustina en el siglo XIV, que gestionaba un
albergue para peregrinos sin medios. Hoy, por desgracia sólo podemos ver
las ruinas.
Crucero
de Santa María:
Situado frente a la iglesia parroquial, sólo tiene originales la cruz y el capitel.. Estos elementos del
Cruceiro de Santa María de Arzúa son antiguos, de estilo tradicional y están
bien realizados. La categoría de las figuras y la piedra escogida para
realizarlas nos indican que la obra original completa debió ser de excelente
categoría. La plataforma de cuatro
plantas, el pedestal y la columna han sido tallados recientemente en una obra
de rehabilitación perfectamente llevada a cabo.
Santa
Irene
Capilla
de Santa Irene:
Este pequeño y encantador edificio es la llamada "capilla de Santa Irene", en
el pueblo del mismo nombre. Es una
modesta construcción realizada en piedra. Su exterior macizo se ve
animado por el eje ascensional descrito por la superposición del vano de
entrada, adintelado, la pequeña ventana superior y el pequeño campanario
rematado por un crucifijo. Al exterior
la cubierta del templo se realiza con una techumbre a dos aguas.
Rua-O Pino
Casa
Blasonada:
Aunque notoriamente deteriorada, esta edificación era una bella
casona perteneciente a la nobleza rural.
Su alcurnia queda patente en el orgulloso blasón que aún hoy puede contemplarse
sobre el dintel de la puerta principal, como motivo decorativo de la
fachada.
Pedrouzo (Arca)
Iglesia
de Santa Eulalia:
La Iglesia de Santa Eulalia,
románico-gótica, muestra en si tímpano a la
Virgen entre dos ángeles, y en el interior la talla de la titular.
Santiago de Compostela
Catedral:
El máximo exponente de Santiago es su catedral, cuya
construcción se inició a partir del momento en que se produjo el descubrimiento
de la Tumba. Aun cuando se conserva la Capilla del Salvador de
influencia prerrománica, es un templo esencialmente románico con planta de cruz
latina, al que posteriormente se añadieron elementos barrocos de carácter
decorativo. Cabe destacar el Pórtico de
la Gloria, que constituye un conjunto escultórico iconográfico románico, de una
gran belleza. Su fachada principal da a la excepcional Plaza del Obradoiro (obra de Oro), corazón y
referencia de la Ciudad y en cuyo lugar también se encuentra el Hospital
real, mandado construir por los Reyes Católicos en el año 1492 (hoy Parador
Nacional).
Plazas:
La Plaza de la Quintana, donde una gran escalinata divide la
"Quintana de Muertos", abajo, de la "Quintana de Vivos",
arriba. A ella dan el Pórtico Real, donde se sitúa la popular
"Berenguela" o Torre del Reloj, y la Puerta del Perdón que sólo se
abre en los Años Santos. La Plaza de las Platerías,
llamada así por los numerosos comercios de plateros que existen bajo las
arcadas del claustro de la Catedral, con su fuente de Caballos en el centro. La Plaza de la Azabachería, que debe su
nombre al gremio de los azabacheros. En este lugar se hallaba la
primitiva puerta románica, llamada Puerta del Paraíso, lugar por donde entraban
los peregrinos, desprendiéndose de sus ropas a los pies de la "Cruz d'os
Farrapos", que tomaría su nombre de los harapos que allí dejaran los
peregrinos.
Monasterios:
El Monasterio de San Pelayo, con su inmensa fachada, que fue fundado por
Alfonso II para custodiar la tumba del Apóstol, siendo, por tanto, uno de los
más antiguos de la ciudad. El Monasterio de san
Martín Pinario, uno de los más monumentales de Santiago, cuya procedencia se
debe al oratorio que en el año 912 el obispo Sisnado dedicó a San Martín.
Palacios:
Los palacios de Galmírez y Raxoi, este último alberga en la actualidad
la Presidencia de la Xunta de Galicia y el Ayuntamiento Compostelano. Los colegios de san Jerónimo y Fonseca, ambos fundados por el Rey
Alfonso III en el siglo XV. Las casas del Cabildo y de los Canónigos.
Convento
de San Francisco:
Este convento rememora la peregrinación de Santo de Asís a Compostela en
los años 1213-1215. Según la leyenda San
Francisco recibió una revelación divina por la que se le encargaba que erigiera
un monasterio en "Val de Dios", terreno que pertenecía al Monasterio
de San Martín Pinario. El citado monasterio cedió el terreno a cambio de la
entrega anual de un cestillo de peces, (solemne ceremonia que perduró hasta
finales del siglo XVIII, en que los monjes de San Francisco entregaban el
citado tributo a los de San Martín). La financiación de tal proyecto debía
hacerse con un tesoro que sería hallado por Cotolay en una fuente. Y así
sucedió, Cotolay encontró el tesoro, levantándose un edificio gótico del que
hoy sólo quedan cinco arcos en el patio de la sala capitular. El convento actual y sus dos claustros son
del s. XVII y la Iglesia del XVIII. Actualmente el monasterio alberga un
interesantísimo Museo.
Pórtico
del colegio de San Jerónimo:
Bellísimo pórtico románico que da acceso
al colegio de San Jerónimo.
El
vuelo del Botafumeiro:
En la Catedral de Santiago, uno de los
momentos más esperados por los peregrinos, turistas, fieles o visitantes, es el
vuelo del Botafumeiro. Bien dirigido por cuatro o
cinco fornidos botabuleiros, vuela por
los brazos de la Cruz Latina que dibuja la propia Catedral, al tiempo que
desprende las mejores esencias del incienso. Si vas a Santiago de
Compostela, no te lo pierdas.
En Santiago de Compostela
está previsto que descansemos un día antes de partir hasta Finisterre,
disfrutaremos de todo lo que nos ofrece esta ciudad milenaria.
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